Uno de los autores que más ha impactado mi forma de pensar en los últimos meses es James Clear.
Es el autor de un libro llamado Atomic Habits que deseo intensamente y en el que desarrolla una metodología poco común para lograr nuestras metas, sueños y vivir la vida que se quiere.
Si, es un libro de hábitos.
Si, es un libro de crecimiento personal.
Si si estamos hablando de eso pero dame la oportunidad de sorprenderte.
Uno de los elementos que leo y escucho constantemente de él (porque estoy suscrito a su newsletter y he escuchado un par de entrevistas que le han hecho) es la idea de hacer que las actividades que quieres hacer sean fáciles para ti.
¿Quieres levantarte temprano en la mañana? = No deberías dormir en un cuarto sin ventanas.
¿Quieres comer más saludable? = Compra más comida saludable y menos comida de mierda (aunque la segunda te guste más).
¿Quieres entrar en estado de flow laboral fácilmente? = Haz que tu oficina sea un sitio agradable para ti.
En otras palabras: para lograr lo que queremos es muy importante crear el ambiente adecuado para ello.
Nuestra voluntad y motivación son herramientas poderosas que debemos entrenar y fortalecer pero su naturaleza es finita, es decir, se va a acabar.
En el momento en que acabe, ¿Debemos tirar a la basura todo lo que hemos avanzado? ¿Debemos parar y descansar? ¿Debemos rendirnos fácilmente ante la falta de energía?
Por supuesto que no.
El diseño de nuestra vida se trata de crear un sistema en el que no dependamos de acciones conscientes y eso requiere la manipulación de nuestro ambiente para que sirva a nuestros propósitos.
Te voy a echar un cuento de la vida real y totalmente comprobable.
Dos Caminos vs La Bandera
Mi época de universitario transcurrió en la gran capital: Caracas.
Como estudiante de la UCV (Universidad Central de Venezuela) tuve la oportunidad de conocer la ciudad casi por completo (difícil porque es muy grande).
Vivía en una zona llamada Prado de María muy cerca de los barrios de El Cementerio y La Bandera.
La estación del metro que me quedaba más cerca para ir a la universidad era La Bandera. Un sitio concurrido, lleno de vendedores ambulantes, bulla, calor y en general, gente en la que no confiaría una persona sensata.
Recuerdo un sábado que iba a salir con unos amigos en la tarde y quedamos de vernos en los Dos Caminos que queda en el este de la ciudad y es un sitio completamente diferente a La Bandera: calles anchas, generalmente limpias, muchos negocios, edificios cuidados y gente de buen aspecto en general.
Caminando de mi residencia a la estación del metro queda delante de mí un jóven de unos 28 años diría yo que no estaba mal vestido pero que se comportaba como alguien que vive por ahí: no le hace caso a las señales de tránsito, cara de molesto, flow malandro, etc.
Para hacer el cuento corto, prácticamente hicimos todo el recorrido desde que me lo conseguí en el camino a la estación del metro hasta los Dos Caminos.
Cuando llegamos allí, su comportamiento fue COMPLETAMENTE DIFERENTE.
Yo quedé totalmente impresionado: respeto a las señales de tránsito, la postura cambió, también su mirada y gestos.
¡ERA IMPRESIONANTE!
En el momento no lo deduje pero un par de semanas después y algunas situaciones similares me hicieron entender que el asunto era el ambiente.
Esta es una de las cualidades que me encantan de la arquitectura pero eso es tela para otro artículo.
Nuestro amigo el cerebro inconsciente
Nuestro amigo el cerebro inconsciente tiene mucho peso en nuestro comportamiento, no más que el consciente pero eso no le quita su gran influencia.
Este está todo el tiempo funcionando, recolectando información del entorno, recibiendo estímulos y cuando lo dejamos, tomando decisiones.
Es por eso que la misma persona en ambientes diferentes, se comporta de forma diferente y casi siempre lo hace sin estar consciente de ello.
Lo que tenemos que tener muy claro es que no somos animales así que conscientemente podemos gobernar sobre nuestro cerebro reptil (esto es más o menos difícil) y en este caso, hacer uso de su naturaleza para que sirva a nuestros fines.
Crear un ambiente adecuado va a permitir que hagamos actividades, entremos en estados mentales, tengamos determinadas emociones o sensaciones, sin la necesidad de emplear energía mental o hacer un esfuerzo mental consciente.
¿¡Increíble no!?
Concluyendo el asunto
El ambiente en el que nos desenvolvemos influye poderosamente en nosotros y la buena noticia es que tenemos el poder para cambiar nuestro ambiente.
El ambiente macro influye de una forma general: la ciudad, el país, etc. Imagina lo que puede hacer por nosotros un ambiente micro especializado.
Como es arriba es abajo.
El Kybalion
Esta capa extra o nivel que podemos crear tiene unos beneficios bien claros:
- En general te vas a sentir mejor porque no vas a estar viviendo en un ambiente desagradable.
- Cumplir con tus hábitos, metas y sueños será más fluido y agradable.
Diseñar nuestra vida es posible. Piensa en cómo quieres que sea tu ambiente ideal y crealo, aunque sea en una medida muy pequeña. Poco a poco irá rindiendo frutos y expandiéndose de ser necesario.
Ahora que lo pienso: así es como se cambia el mundo.
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