Un antídoto al marketing de cuadernito

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En EEUU hay una subcultura que me impresiona mucho de forma negativa: Los Amish.

Los Amish son un grupo de gente que decide abrazar lo "tradicional" y negar por completo el uso de tecnología. Viven aislados del resto de la sociedad y de vez en cuando, un grupo de jóvenes Amish hace un reality show donde muestran sus desastres cuando exploran el resto del mundo que los rodea.

Me agrada la convicción que tienen de mantener su cultura pero, ¿Por qué te tienes que cerrar al resto del mundo para hacer eso?

Y más puntualmente de lo que quiero hablarte es: ¿Por qué te tienes que negar la posibilidad de usar nuevas herramientas y crecer?

En el mundo de los negocios y el marketing, y especialmente en la ciudad donde vivo, todo el mundo siempre sigue tendencias pero no buscan más allá. No investigan, adaptan, prueban o son curiosos. La premisa siempre parece ser: si lo hace todo el mundo debe funcionar, si no lo hace nadie es porque no funciona.

Es así como nos convertimos en una sociedad de cobardes pero esa es tela para otro mantel.

Tiburón Club

La Gran Barcelona es una zona metropolitana que une 3 ciudades: Barcelona, Lechería y Puerto La Cruz. Es la ciudad más grande del oriente del país y donde uno puede conseguir una cultura más diversa.

Eso no quiere decir que lo sea demasiado, solamente es más que el resto.

Por ello esta es quizás la única ciudad en el oriente del país con un bar de rock y más que eso, uno con tanta historia y trayectoria.

Tiburón Club tiene muchas cosas positivas pero entre las negativas lamentablemente se encuentra su marketing de mierda.

Incluso al nivel más superficial posible que son las redes sociales, es evidente que no hay dirección en el negocio.

Un local que se sostiene prácticamente a punta de eventos pero que puede servir a toda la cultura edgy, prefiere estar todo el tiempo apuntando a un público high class, ya ultra servido y atacado en la zona.

Pero quizás el elemento más desagradable de todo su desorden es el cuadernito donde anotan a las personas que asisten a los eventos, pagos y gratis.

Un cuadernito descuidado, viejo y maltratado como si el dueño fuese un alumno de 4to año de bachillerato al que no le importa mucho su carrera académica. Ahí es donde guardan toda la información que alegremente es revelada por los asistentes de cualquier evento.

Como los Amish, la administración de Tiburón se niega a utilizar las herramientas modernas que pueden impulsar su negocio en todos los sentidos, especialmente el económico.

¿Por qué? En el mejor de los casos por ignorancia. Una muy costosa que no les permite apreciar la mina de oro que tienen en sus manos.

El antídoto al marketing de cuadernito: ¿Qué haría yo?

Vamos a ser muy prácticos para mejorar el manejo de la información pero también para hacer toda la experiencia mucho más fluida.

Lo 1ero sería pasar todo el proceso manual de adquisición de entradas a eventos, tanto pagos como gratis, a una plataforma digital donde todo pudiese estar automatizado. Es decir: la verificación de la información de los eventos, registro, compra y envío de entradas completamente automatizado y digitalizado.

Esto es perfecto por dos razones:

  1. Quita un enorme peso de la administración y elimina los posibles errores humanos
  2. Siendo que la mayoría del público que tiene tiburón es menor de 30 años (toda la cultura edgy de la zona), es más probable que adquieran algo donde no tengan que hablar con nadie para evitar ese momento incómodo.

Una vez digitalizado todo el asunto es importante motivar que los usuarios permitan al negocio recolectar y utilizar la información necesaria para comprar con fines de mejorar su experiencia de marketing.

Yo no soy partidario de recolectar y usar información de forma indiscriminada y sin permiso porque es una falta de respeto total. Pero por la experiencia que ya he visto en Tiburón, los usuarios darán sus datos felices.

Una vez recolectada la información, a través del sistema me encargaría de suscribirlos a mi lista de suscripción por email. Teniendo en cuenta que las entradas llegarán por correo, es muy probable que estén al pendiente de esos 1eros correos y aprovecharía para hacerles una pequeña encuesta más profunda en la que pueda segmentarlos aún más.

Mi objetivo con esta segmentación sería tratar de encajar a cada cliente en una tribu en particular como para saber que clase de correos puedo enviarle que le interesen y también que eventos puedo venderles sin ser un fastidio.

Nuestro marketing no debe ser fastidioso para el cliente, debe ser útil.

Por último, programaría la plataforma para enviar correos automáticos a todos los asistentes de un evento (todas las asistencias se confirman con el sistema de eventos en la web) donde preguntaría sobre la experiencia en el evento, que se podría mejorar y una crítica general.

Esto me da dos beneficios muy claros:

  1. Puedo promediar las respuestas, saber con claridad cuáles son mis puntos débiles y mejorarlos.
  2. Hago sentir al cliente tomado en cuenta.

Lo mejor de todo esto es que la mayoría del trabajo sucede sin intervención humana.

Un llamado a ser valiente

Lo que motiva a las culturas como la Amish a vivir de la forma en que viven es principalmente el miedo. Tienen miedo de conocer, de explorar, de intentar, fracasar, perderse. Eso es lo que los lleva a buscar la homogeneidad y seguridad obtenidas en algún momento.

Para un negocio en el mundo moderno esa seguridad es una ilusión que si se decide creer se convierte rapidito en una sentencia de muerte.

Para mi lo único que mantiene en pie a negocios como Tiburón es la falta de apertura y modernización de nuestro país.

¿Vale la pena ser un empresario miedoso de probar y explorar? ¿De verdad es mejor ser un copión de cosas que no funcionan?

Hay que ser valiente e inteligente para enfrentarse al mercado y tener éxito, para explorar y probar nuevos métodos y herramientas. Para fracasar, aprender y levantarse.

No se trata de romanticismo siquiera, de verdad, esa es la única forma de hacer dinero realmente.

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