Trevor McKendrick es uno de mis creadores de contenido favoritos. Su newsletter fue una de las primeras que conseguí gracias a Tomas Laurinavicius, durante mi etapa de "salida de la depresión".
Varios de sus artículos son favoritos que no me canso de revisitar y recomendar:
- How Could it Be Any Other Way? - Cómo podría ser de otra manera? (si, lo traduje)
- Future You Masturbation
- The Religion of Creation
- Optimism2020: A Manifesto - Optimismo2020: Un manifiesto (si, este también)
Hace unos meses Trevor envió un correo donde preguntaba a sus suscriptores si debía mantener la newsletter. En el momento tenía muchas ocupaciones, se le estaba haciendo algo cuesta arriba y no sabía realmente si las personas estaban encontrando valor.
Me perdí ese correo. Lo vi 3 semanas después, cuando envió una edición agradeciendo todos los mensajes de apoyo y anunciando que seguiría haciendo el esfuerzo semanal de enviarla.
Me sentí muy triste y decepcionado de mi mismo.
Trevor estuvo ahí para mi y yo no estuve para él. No pude darle una palabra de aliento, decirle lo mucho que significaban sus ediciones llenas de optimismo y perspectivas interesantes. No le pude contar como me ayudó a superar etapas difíciles con sus palabras, aunque no fuesen específicamente para mi.
Quizás How it actually works no existiría y yo no hice nada para evitar que sucediera, pudiendo hacerlo.
Fred Rogers
Si no estás familiarizado con la cultura gringa, lo más probable es que no tengas idea de quien es Fred Rogers.
Este señor dedicó su vida a crear y producir un programa infantil que explicaba a los niños cosas básicas sobre el mundo de una forma interactiva y auténticamente compasiva.
Para mucha gente en EEUU, Fred fue un padre presente que les enseñó a tener compasión, entender sus sentimientos y navegar la vida sin ser unos malditos hijos de puta, sin importar lo adverso de las cosas.
Aunque solo vi documentales y resúmenes de su vida, en todos sentí como alguien realmente se preocupaba por mi. Lloré viéndolos todos.
Su compasión y calidez parecían infinitos.
Una idea simple en la que Fred creía era en prestarle atención a las personas.
Concentrarte lo más posible en lo que el otro te quiere decir, expresar o dar y hacérselo saber. Demostrarle que son importantes y valiosos para ti, no con algún artilugio u objeto, sino con lo más valiosos que tenemos: tiempo.
“I think the greatest gift you can ever give is an honest receiving of what a person has to offer.” Fred Rogers
Su capacidad de prestarte atención era tal, que puedes sentirlo viendo sus vídeos hoy en día. Aún después de muerto y por mas surreal que parezca, te sientes como el centro del universo.
Esa sensación me cambió para siempre.
Para que coño existe la productividad?
Alguna vez te has preguntado: Por qué las cosas valen lo que valen? Cómo se determina el valor de cualquier cosa?
Uno de mis héroes, Ludwig von Mises, dedicó su vida a responder esta pregunta, especialmente desde el ámbito económico. Leer solo un poco de sus tratados, te hace ver que el valor va más allá de la economía.
Un resumen muy simple de todo su estudio es el siguiente:
El valor de las cosas es determinado por la maraña de percepciones, decisiones y relaciones que son hechas por los seres humanos entre ellos. A esa maraña le llamamos mercado y es tan inexplicable como la propia naturaleza humana.
Creo que las cosas valen por las relaciones que tienen las personas entre si. Todo lo que tiene valor, lo tiene, solo porque un humano puede compartirlo, usarlo o intercambiarlo con alguien más.
Sin otros seres humanos, nada tendría sentido ni razón de existir. Por eso no entiendo a los personajes que se empeñan en ser Dios.
En mi opinión, toda esta disciplina que hoy llamamos productividad existe para permitirnos estar más presente para los demás. Poder dedicarles la atención que se merecen y ayudarlos a crecer en su aventura. Al hacerlo, también nos ayudamos a nosotros mismos y otros nos ayudan a nosotros.
La productividad nos debería ayudar a mantener la concentración es las cosas que realmente importan: nuestra relación con los demás.
Si la productividad es solo un medio para huir de tus traumas o ahogar tus inseguridades en logros, terminarás viviendo una vida como la del Ciudadano Kane: llena de cosas, reconocimiento y logros, pero vacía al final.
Kane murió y su lección quedó inmortalizada en la "mejor película de la historia". No hace falta que vivas su vida.
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