En el 2016 la Roma se enfrentaba en el Estadio Olímpico al Sampdoria. Los azules tenían buena racha de victorias, con un equipo técnico y motivado a subir en las posiciones.
El partido estuvo accidentado por una fuerte lluvia que casi procura su suspension pero un hombre con determinación, Francesco Totti, no dejó de calentar por si era llamado en el segundo tiempo.
Bajo la lluvia y en soledad, Francesco demostró que no había nada más importante para él que el fútbol.
El partido se reanudó. La Roma iba perdiendo 2-1.
Totti entra a la cancha junto a Dzeko.
Unos minutos después, tras una increíble asistencia de Totti, Dzeko anota el gol del empate.
El partido transcurre con dificultad, ambos equipos buscando la victoria.
En el tiempo adicional, una falta a Dzeko en el área le concede a la Roma un penal. Totti era el indicado y no falló.
Un partido no tan especial se transformó en celebración a un jugador con una ética de trabajo impecable y un enorme amor por el fútbol.
Francesco Totti era, sin lugar a dudas, un jugador excelente.
Parley loco
En 2016 yo era un desertor de la universidad, fracasado, con pocas esperanzas de monetizar su blog de "negocios" y viviendo en la peor etapa de la crisis venezolana.
Durante casi un año, mantuve todos mis gastos jugando Parley (apuestas deportivas). Como buen fan del fútbol, solo apostaba en fútbol.
Todos los fines de semana, religiosamente, me sentaba frente al televisor a intentar ganar algún dinerillo para aportar a casa de mis abuelos, apoyar a mi novia con sus estudios y mantener los gastos que tenía.
No era un apostador increíble pero me mantenía rentable la mayoría del tiempo.
Mi estrategia era: 2 apuestas "seguras" de poca ganancia y una apuesta loca con muchos equipos, pocas posibilidades y ganancias exageradas.
Un fin de semana como cualquier otro, hice mis apuestas con el poco dinero que me quedaba como era usual.
Las seguía desde una app en el teléfono porque estaba de visita en casa de una tía y no tenían los canales deportivos. Desde las 7 am, vi como todos los equipos de mi parley loco ganaban.
Para la 1 de la tarde solamente faltaba la Roma vs Sampdoria. Ya el juego estaba amenazado con suspenderse, es decir, mi parley también estaba amenazado.
Al reanudarse con el 2 - 1 tenía muchas esperanzas, osea, ya tenía los otros 6 juegos ganados. La esperanza es lo último que se pierde. Pero al llegar a los 90 minutos empatados, mi esperanza se transformó en decepción.
Una decepción amarga y dolorosa que crecía cada vez que pensaba en todo lo que hubiese podido aportar con el dinero.
El penal de Francesco Totti me trajo de vuelta a la vida. La Roma ganó y yo gané alrededor de $150 con una apuesta de $1.
Una absoluta locura.
Recuerdo salir del apartamento para que no se dieran cuenta de lo que estaba pasando. Lloré en las escaleras. Al día siguiente hice un mercado enorme en casa de mis abuelos, le di algo a mi novia y quedó para un mes y medio de gastos (en ese momento $150 era mucho dinero en Venezuela).
¿Por qué ser excelente?
Ser egoísta es bueno. Pensar en nuestro desarrollo personal y buscar nuestras ambiciones sin pedir disculpa ni permiso es necesario para lograr lo que sea.
Pero para personas que han crecido sin demasiadas carencias, quizás no sea suficiente motivación.
Más allá de la ganancia personal, lo que hacemos tiene un impacto en el mundo y en la vida de otros. Ser excelente puede cambiarle un par de meses de inseguridad financiera a un joven Salomón que ahora está ayudando a otros y que sin duda, le ha cambiado y le cambiará la vida positivamente a muchos.
Historias como esta sobran en la realidad aunque no se cuenten tanto como deberían.
Es un cliché verdadero: lo bueno se multiplica.
Aunque no siempre este claro. Después de todo, otros apostaron a la Sampdoria y su vida no cambió.
No podemos saber todas las consecuencias, positivas o negativas, de nuestras acciones. Lo único que podemos hacer es dar lo mejor de nosotros mismos todo el tiempo y esperar lo mejor.
Aunque llueva, truene o relampaguee, aunque tengamos que hacer el ridículo, aunque nos sintamos incómodos, molestos o insatisfechos.
Aunque se presente el obstáculo y la resistencia que sea, siempre debemos dar lo mejor de nosotros mismos porque todo lo bueno que nos pasa, es el resultado de otra persona dando lo mejor de sí.
¿Por qué ser excelente? Porque se lo debemos al resto de la humanidad. Directa o indirectamente, personas vivas y nuestros antepasados. Todos dieron lo mejor de sí para que nosotros estemos aquí hoy.
Tendrías que ser una absoluta plasta de mierda, un mediocre, pesimista y malagradecido para darle menos a los humanos del presente y el futuro, a los que les debes TODO.
Si no puedes ser excelente por ti mismo, sé excelente por los demás.
PD:
Me enteré de la hazaña de Totti la semana pasada, 5 años después del evento que me dio un respiro lo suficientemente largo como para esperar a mi 1er cliente de diseño web y que empezara mi carrera freelance.
Lloré leyendo el post de Facebook. Gracias Francesco, gracias al fútbol, gracias a todos los humanos que dan lo mejor de sí cada día y a Dios por todas estas bendiciones.
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